TUBERCULOSIS EN OVINOS
TUBERCULOSIS OVINA
En animales con contacto previo con la tuberculosis:
El animal que ya posee inmunidad, adquirida durante la primera infección,
responde a un nuevo contagio de forma diferente. El nuevo contagio puede deberse
a bacterias que penetran desde el exterior y a focos primarios hasta entonces
inactivos.
El conjunto de reacciones recibe el nombre de complejo postprimario. Sólo hay
difusión intracanicular (no linfohematógena), por lo que se puede originar
tuberculosis crónica en un órgano concreto (sin caseificación) sin que se produzcan
lesiones tuberculosas en los nódulos.
LESIONES
SIGNOS
DIAGNOSTICO
DIAGNOSTICO DIFERENCIAL
TRATAMIENTO
La tuberculosis ovina es una enfermedad crónica de los animales provocada por la
bacteria Mycobacterium ovis (M. ovis), un bacilo perteneciente al género
Mycobacterium, que guarda una estrecha relación con las bacterias causantes de
las tuberculosis humana y aviar.
Aunque se considera que el verdadero hospedador del M. ovis es el ganado
vacuno.
El nombre de “tuberculosis” proviene de los nódulos, llamados “tubérculos”, que se
forman en los ganglios linfáticos del animal afectado.
Es una importante zoonosis (puede transmitirse al ser humano).
ETIOLOGIA
La tuberculosis ovina proviene de la infeccion por Mycobacterium ovis, una bacteria Grampositiva, aciso alcohol resistente del complejo Mycobacterium Tuberulosis de la familia Micobacteriaceae.
PATOGENIA
En animales sin contacto previo con la tuberculosis:
• Foco primario o infección primaria:
Se originan reacciones tisulares en el punto en el que se asienta la bacteria.
• Complejo primario
Las lesiones del primer asentamiento (órgano de entrada) también aparecen
en los nódulos linfáticos.
• Si se detiene la evolución del complejo primario, éste se encapsula, y los
focos caseificados se calcifican por la precipitación de sales cálcicas.
• Generalización precoz
Si las defensas inmunitarias del animal son insuficientes, la infección se
extiende rápidamente a partir del foco primario vía linfohematógena.
Puede
producirse una difusión intracanicular cuando penetra en los bronquios, el
intestino, las vías biliares, etc.
El cuadro más frecuente es la tuberculosis miliar, con formación de
tubérculos de edad semejante en diferentes órganos, principalmente en
pulmones, riñón, hígado y bazo.
VIAS DE TRANSMICION
La enfermedad es contagiosa y se propaga por contacto con animales domésticos o
salvajes infectados.
La vía de infección habitual es la respiratoria, por inhalación de las gotículas
infectadas que un animal enfermo ha expulsado al toser o al respirar (el riesgo es
superior si están confinados).
Un solo animal puede transmitir la enfermedad a muchos otros antes de manifestar
los primeros signos clínicos.
LESIONES
En el ganado adulto, la tuberculosis se presenta en forma común como una enfermedad de tipo respiratorio, por consiguiente, las lesiones son mas frecuentemente encontradas en los pulmones y los nódulos linfáticos del tracto respiratorio (por ejemplo: nódulos linfáticos de la cabeza, cuello y torax).
La necrosis por caseificación de las lesiones tuberculosas es frecuente, precoz y
abundante. Muestra una consistencia pastosa y un color amarillento, variables
dependiendo del grado de calcificación de la lesión. Con el tiempo, pueden seguir
distintos caminos:
• Estabilización: sin modificación aparente durante un largo periodo (lesiones
enquistadas).
• Calcificación: las sales cálcicas precipitan sobre el caseum (pueden persistir
bacterias en latencia).
• Reblandecimiento: los focos caseosos se ablandan y posteriormente se
licuan.
SIGNOS
Los signos clínicos que pueden manifestarse durante la enfermedad son muy
variados, al igual que la gran variedad de lesiones, pudiendo observarse:
• debilidad progresiva.
• pérdida de apetito.
• pérdida de peso.
• fiebre fluctuante.
• tos seca intermitente y dolorosa.
• aceleración de la respiración (taquipneas), dificultad de respirar (disnea).
• sonidos anormales en la auscultación y percusión.
• diarrea.
• ganglios linfáticos grandes y prominentes.
• a la larga, muerte.
DIAGNOSTICO
Diagnóstico clínico
Es de escasa importancia en la especie ovina. Hay que vigilar a los animales con
lesiones graves, negativos a la tuberculina, que permanecen en el establo y
presentan adelgazamiento y síntomas respiratorios. También hay que vigilar a los
animales que presentan un descenso de la producción de leche.
DIAGNOSTICO DIFERENCIAL
Prueba de la tuberculina: método clásico que consiste en medir la reacción
inmunitaria tras la inyección intradérmica de una pequeña cantidad de
antígeno.
• Cultivo de bacterias en laboratorio: diagnóstico definitivo, cuyo proceso
exige, por lo menos, ocho semanas.
• Otras pruebas diagnósticas: coloración de Ziehl Neelsen, histopatología,
prueba de γ-Interferon, detección de anticuerpos (ELISA) y reacción en
cadena de la polimerasa (PCR).
TRATAMIENTO
• Rara vez se trata a los animales infectados, porque además del peligro de
contagio, resulta muy caro y prolongado, y porque el gran objetivo último es
erradicar la enfermedad.
• Los animales infectados se sacrifican.
• La pasteurización de la leche de animales infectados a una temperatura
suficiente para matar a las bacterias impide que la enfermedad se propague
al hombre.
• En el hombre, la enfermedad se trata con antimicrobianos.
PREVENCIÓN
El método habitual para controlar la tuberculosis consiste en una prueba individual
de detección seguida del sacrificio de los animales infectados.
También han resultado muy útiles para contener o eliminar la enfermedad los
programas de erradicación consistentes en:
• Examen postmortem de la carne.
• Medidas intensivas de vigilancia (incluida la inspección de explotaciones).
• Realización sistemática de pruebas individuales en los bovinos y eliminación
de los animales infectados o que hayan estado en contacto con la infección.
• Minimización del tiempo de permanencia de los animales positivos en las
explotaciones afectadas.
• Control de los desplazamientos de los animales.
En los exámenes postmortem se buscan tubérculos en los pulmones y ganglios
linfáticos. La detección de los animales infectados impide que su carne entre en la
cadena alimentaria.
Los animales no se vacunan, ya que las vacunas existentes presentan una eficacia
variable e interfieren en la realización de pruebas destinadas a erradicar la
enfermedad. En humanos, sí se practica la vacunación.
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